Invisibilización: La bibliografía femenina en el Derecho Público.

Invisibilización: La bibliografía femenina en el Derecho Público.
Alejandra Leonor Poillot Rubio.
Alejandra Leonor Poillot Rubio.

Por: Alejandra Leonor Poillot Rubio.

A pesar de ser más del 50% de la población, la problemática de democratización de espacios en Chile pareciera no tener solución aún. La falta de reconocimiento a la mujer es de carácter transversal afectando tanto lo social, laboral como educativo. El Derecho Público no se encuentra exento de esto al encontrarse estrechamente relacionado con la academia y así con un modelo doctrinario androcéntrico.

En la formación de futuras abogadas y abogados, los conocimientos son impartidos en base a diversos autores y corrientes -clásicas como contemporáneas-, siendo estos en su gran mayoría varones. Es esperable dentro del abanico bibliográfico encontrar a Nicolás Maquiavelo, Ernst Wolfgang Böckenförde, Norberto Bobbio, etc. Esta situación no sería una problemática si de igual forma se impartieran autoras femeninas. ¿Es un problema de falta bibliográfica femenina o es producto de un proceso de invisibilización de la misma?

Históricamente el varón lleva la ventaja en materia de publicación y visibilización de su trabajo. Fue éste quien creó las primeras teorías y análisis y tuvo acceso protagonista al conocimiento, mientras que la mujer permanecía recluida a su posición de esposa/dueña de casa; más esto no es una excusa, pues a pesar que las autoras femeninas llevan algunas décadas de desventaja, en la actualidad y al menos desde la segunda mitad de 1900  contamos no solo con grandes juristas como Elena Caffarena, abogada chilena quien luchó por el derecho a voto de las mujeres y una efectiva emancipación de sus congéneres en Chile, sino con un abanico de mujeres que publican sus obras constantemente en materia de Derecho Público, ya sea Derecho Constitucional como Derechos Humanos.

La publicación y con ello la bibliografía femenina ha ido en incremento a pesar de encontrarse parcialmente eclipsada por el androcentrismo académico -digo parcialmente pues estamos conscientes de su existencia-, y pese a que en la doctrina preponderan nombres masculinos también contamos con suficiente bibliografía femenina.

¿Ausencia de enfoque de género en el plan común? La falta de un enfoque de género a la hora de establecer las lecturas, en específico en el Derecho Público ha generado que conozcamos a Thomas Hobbes, John Locke o Jean-Jacques Rousseau en materia de contrato social, pero desconocemos en el plan común educativo a Carole Pateman, teórica política que en 1988 publicó su obra “Contrato Sexual” en crítica directa a Jean-Jacques Rousseau.

En nuestro país contamos con abogadas que constantemente publican sus obras, tales como Bárbara Sepúlveda directora ejecutiva de la Asociación de Abogadas Feministas; Catalina Lagos Tschorne coordinadora del programa de Género en el Instituto Igualdad; Claudia Sarmiento quien fue Jefa del Departamento de Reformas Legales del Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, Camila Troncoso directora de la Comisión de Derechos Humanos de la Asociación de Abogadas Feministas, así suma y sigue.

Queda en evidencia que el problema no es la falta bibliográfica femenina, sino su utilización a la hora de impartir las materias en el plan común. Esto es responsabilidad tanto de la academia como de quienes imparten conocimiento, pues son estas instituciones quienes tienen la oportunidad y responsabilidad de dar a conocer las nuevas voces entregando el conocimiento de la forma más amplia y transversal posible, con el fin de no fomentar la idea de autores absolutos e irrefutables.

El hablar de esta problemática no supone el deseo de parcialidad y arbitrariedad a la hora de establecer un estudio bibliográfico, sino que busca la visibilización de una desigualdad más que existe entre colegas que responde solamente al género, donde no se reconoce la visión analítica/política y el aporte al conocimiento de más de la mitad de la población.

Estamos en una situación donde se escribe y publica sobre las mismas materias, pero se omite a las escritoras a la hora de diseñar un plan educativo, una invisibilización que no responde al azar, sino que es una consecuencia directa del androcentrismo.

Sí, hay mujeres que se dedican a la academia, que publican y educan. La visibilización femenina de manera transversal requiere un cambio en los cimientos tradicionales y estructurados. No podemos cambiar el pasado ni desconocer la desventaja que tuvimos durante tanto tiempo en materia bibliográfica, pero hoy en día no existe excusa. Existe una necesidad de publicitar el conocimiento transversalmente y que mejor forma que realizarlo mediante la academia, la cual tiene la capacidad de facilitar el acceso bibliográfico en todas sus formas sin distinciones de género.

Algunas universidades han dado un paso hacia una educación no sexista y con perspectiva de género incorporando a lo menos algunas autoras -esto no es en todas las materias del plan común-, por lo que aún falta la profundización y masificación de este nuevo modelo educativo ya que no es solo incorporar autoras, sino que subyace la idea de rehacer aquello que estableció el modelo androcéntrico tantas décadas atrás.